En 'La Tarde'
"Mis hijos y los hijos de muchos guardias civiles han quedado marcados para todo el curso"
Javier Fernández es guardia civil del acuartelamiento de San Andrés de la Barca donde vive con su mujer y sus hijos desde hace 14 años.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Mujer e hijos, un chico de 12 años y una chica de 15 años, catalanes de nacimiento que están viviendo las consecuencias del 1-O y la intervención de Guardia Civil y Policía Nacional en la clausura de colegios destinados al referéndum ilegal.
Los chicos van al instituto que está enfrente de la comandancia y "van unos 50 chicos de aquí y al colegio de educación primaria, muchos más porque en el acuartelamiento vivimos 1.000 personas" cuenta el agente a Expósito que asegura que "la convivencia en el instituto era buena, pero a partir del 1 de octubre hay compañeros que no es que les señalen pero no les hablan igual a mis hijos, ha habido una fractura social".
Esto ha obligado al guardia civil ha ponerse en contacto con los profesores "han intentado normalizar lo que ha pasado ese día 2 en el instituto, pero no es bueno. Aquel día el profesor de Matemáticas dijo que no podía dar clases por lo que le había pasado el día anterior con Policía y Guardia Civil, porque había sido desalojado del colegio electoral. Dijo que no iba a impartir clases y que iban a comentar lo que había pasado el día anterior y dijo que la Guardia Civil solo sabe dar palos, son unos bestias, unos asesinos. Mi hija saltó y dijo que no todos los guardias civiles habían dado palos y que su padre no era una bestia. Pidió salir de clase y me llamó llorando".
Javier llevó a su hija a casa y regresó al instituto para hablar con el director, el jefe de estudios y el profesor. Al chico le obligaron a apoyar 15 minutos de protesta en el patio del colegio, "al final de la mañana, la profesora de Inglés preguntó si había algún hijo de Guardia Civil y que levantara la mano, así mi hijo quedó marcado".
"Han negado que habían hecho eso, pero ha habido chicos que no son hijos de guardias civiles y han dicho que sí ha pasado", cuenta Javier que tiene claro que "el profesor debe ir a impartir clase no a dar doctrina".
El curso se presenta calentito, "creo que a lo mejor quedan señalados para todo el curso estos chicos, mis hijos y los hijos de muchos guardias".